Echar de menos

Extrañar no es lo mismo que homesickness. He tratado de recalcar esto a quienes me preguntan si echo de menos la casa, si quiero volver y todas esas leseras.
Estoy casi segura que nunca me dio homesickness con propiedad, excepto por una noche, donde mi sensibilidad tambien debo atribuir a esa montaña rusa que a veces son mis procesos hormonales. Recuerod haberme puesto a llorar porque el dia no fue de los mejores, porque nadie se dio cuenta, porque llegue a la reunion de nuestro grupo biblico en la U para planear y me di cuenta que, aunque eran todos muy simpaticos y mis hermanos, no eran mis amigos. Porque no habia visto a mis amigos y habia tenido que comer sola, porque simplemente no lograba (y aun no logro) mostrarle el amor de Jesus a traves de mi vida y mis actitudes. Porque finalmente no habia nadie a quien decirle buenas noches al irme a acostar.
Pero eso tambien me ha pasado en casa, asi que yo no se hasta que punto la situacion hubiese cambiado si magicamente aparezco en otra locación. Lo que me pasa a mi es que tal vez, como ya explique en otro lugar, el echar de menos es parte natural de mi vida. Y termino extrañando de verdad las cosas equivocadas.
Extraño las amistades en su primera etapa, cuando -al menos yo- me muestro entera y quiero conocer al otro, donde hay una especie de licencia para preguntar lo que uno quiera, desde lo más simple hasta lo más profundo: Cuál es tu segundo nombre, qué es lo que te hace feliz, cual es tu música favorita, en qué crees...Y al final caemos en el burdo cómo estás, acabando la conversación antes de comenzar.
Extraño cuando las personas cambian tanto que ya ni las conoces, pero no hay manera de volver a conocerlos sino solo seguir en lo superficial. Cuando no hay manera de recalibrar la amistad ni de seguir adelante.
Extraño olores, como el de algunas cocinas o el de algunos patios. Extraño momentos, como cuando mi nana escuchaba la radio aurora mientras hacía aseo y yo me iba para el colegio.

Lo peor de todo es cuando extraño a las personas equivocadas. Como hoy que echo de menos a alguien que he visto dos veces y no a quines han compartido años de historia conmigo.


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