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Certezas grandes y chicas (o cómo no morir)

Si usted, querido lector invisible (o yo del futuro, porque soy la única lectora segura) lee mi ultimo post, pensará que estoy en mi casa hecha una bolita y en terapia. Pues no. Estoy trabajando con un horario estable , experiencias nuevas, unos kilitos de más y amigos con los cuales me veo todas las semanas, volviéndome a afiatar en una comunidad dentro de mi iglesia, aprendiendo de mis errores. ¿Satisfecha? Pues tampoco. La verdad es que en este momento siento que tengo todo para ser inmensamente feliz o desdichadamente triste; no es una cosa de vasos medio llenos o vacíos sino de una tensión especialmente marcada en este horrible periodo de transición que parece ser la segunda mitad de mi veintena. Por un lado, como dice el post anterior, tengo un montón de experiencias de vida y sueños "cumplidos", además de lo que mencione del trabajo y la vida "normal" sin sobresaltos inesperados. por otro y al mismo tiempo, me lleno de frustraciones como no vivir sol

Sueños

Admito que, mientras escribo esto, hay unas lagrimitas de cocodrilo que se me salen sin querer y veo todo borroso. Verán; no es fácil para mi enfrentar la realidad, especialmente ésta, porque me deprime y me deja con las manos vacías en un futuro cada vez más incierto. Hace diez años yo iba en cuarto medio. Igual que ahora, no sabía muy bien que esperar de la vida, ya que cuando había imaginado el futuro siempre me vi desde una posición más preparada y más madura de la que realmente me encontraba. Pensé que salir de la adolescencia se iba a notar, así como ahora, espero que la adultez se manifieste de alguna manera clara. Pensé que mi yo de ayer y hoy iban a ser distintos, pero no ocurrió hace diez años y tampoco ocurre ahora. Mis sueños siempre han sido distintos, y aunque ser distinta venía anexado a una personalidad depresiva y una niñez más bien solitaria, siempre me he enorgullecido de esa distinción. Quizás porque en el mundo hay más gente rara que normal, o todos los autores

Rutinas

Tengo una relación de amor y odio con las rutinas. No lo paso bien con ellas, no me agradan pero las necesito desesperadamente. Soy un ser naturalmente a la deriva, que tiende al caos; en vez de orden propongo desorden de manera inconsciente. Es por esto que no me acostumbraré nunca a las rutinas pero me sirven para saber como funcionar normalmente. De hecho, me permiten funcionar. Estos últimos dos meses, y en menor medida, estos últimos dos años han sido sin rutinas predispuestas, y creo que me han llevado a la aparente "ruina" en que estoy ahora. No tengo horarios fijos y a veces tengo mucho tiempo libre, que en vez de ocupar en todos los proyectos que se me ocurren o en pasar tiempo de calidad con gente, o en aprender de Dios o en contemplar la naturaleza y agradecer que estoy viva pues...malgasto mis preciados ultimos años de juventud sentada sola haciendo literalmente nada. Estoy insomne (pero nunca lo he dejado de ser realmente, tengo horarios cambiados), duermo a de